Reunión Matutina
También enseño a los niños sobre la reflexión en nuestra reunión matutina diaria. Nuestra mascota de la clase es una tortuga de peluche llamada Twiggles, que aparece todos los días en nuestra reunión matutina y pregunta a los niños: «¿Cómo se sienten?»Esta actividad de SEL ayuda a los niños a aprender a identificar y expresar sus emociones. Nombramos nuestros sentimientos y describimos lo que los puede estar causando; compartirlos en un grupo aumenta su confianza. También hablamos de sentimientos esperados e inesperados (emoción por ver a un amigo o tristeza repentina al recordar a un ser querido que ha fallecido), así como sentimientos cómodos e incómodos (felicidad cuando haces algo muy bien o nerviosismo al presentar tu trabajo a la clase). Finalmente, notamos cómo los sentimientos van y vienen y cómo a veces las personas pueden tener muchas emociones a la vez.
Me gusta enumerar estos sentimientos en una tabla ABC (A: Agradable, Ansioso, Molesto; B: Valiente, Aburrido, Tímido; etc.) para que podamos seguir reflexionando y aprendiendo de los muchos sentimientos que infunden nuestros días. Ser capaz de notar, nombrar y reflexionar sobre sus emociones les da a los niños el vocabulario emocional que necesitan para sentirse escuchados, valorados y aceptados, lo que los ayuda a lograr sus metas.
Reflexión escrita
Otra gran manera de reflexionar con niños pequeños es a través de su trabajo escrito. Ya sea que estemos haciendo una observación científica en la naturaleza o discutiendo una estrategia para resolver una ecuación matemática, los niños llevan un diario donde pueden reflexionar sobre lo que aprendieron. Responden a estas tres indicaciones: Veo _____, pienso______, me pregunto ______.
De esa manera, los niños aprenden a prestar mucha atención a lo que ven, a sacar conclusiones de sus observaciones y a pensar en las preguntas que eso les plantea. Esta simple actividad de diario, junto con otras estrategias de generación de preguntas, como la Técnica de Formulación de Preguntas, ayuda a los estudiantes a reflexionar sobre su aprendizaje y a apropiarse de él.
A medida que los niños comparten sus pensamientos con sus compañeros de clase, aprenden que hay muchas maneras de resolver problemas, que sus observaciones pueden ayudar a otros a aprender y que escuchar las ideas de otros tiene valor. Esta práctica de reflexionar sobre su trabajo con otros ayuda a generar confianza en sus conocimientos, los involucra en sus tareas e inspira curiosidad.
Rocas de memoria
Este año presenté una nueva actividad de reflexión a mis estudiantes: crear rocas de memoria. Al final del año, hicimos una lista de lecciones aprendidas de los largos meses anteriores, cuando las cosas estaban cambiando constantemente. Les hice a mis estudiantes preguntas simples sobre las lecciones o recuerdos a los que querían aferrarse mientras nos preparábamos para despedirnos del verano:
- ¿Qué aprendimos de este año?
- ¿Cómo te sientes?
- ¿Qué es lo más importante que quieres recordar?
Me sorprendieron con sus reflexiones simples y poderosas: No te rindas… Sé amable… Haz lo mejor que puedas… La amistad cuenta… Sé valiente… Las cosas pueden cambiar… Sé tú mismo… Ayudar a los demás… Puedes hacerlo… Amor.
Luego leemos Si Encuentras una Roca, una historia sobre todos los misteriosos lugares naturales en los que puedes encontrar diferentes tipos de rocas, incluidas aquellas a las que te aferras que pueden representar ciertos recuerdos. Luego salimos al bosque para buscar juntos rocas lisas y trajimos una gran pila de regreso a nuestra clase.
Cada niño escribió las palabras que quería poner en su roca de la memoria para honrar nuestro año juntos. Dibujaron en papel cómo querían que se viera su roca, luego la pintaron con colores vibrantes y un cuadrado blanco en el medio para que sus palabras se fueran. Cuando terminaron, trajeron sus piedras a la entrada principal de nuestra escuela para que todos las vieran.